sábado, 25 de enero de 2014

Estadísticas, Mentiras y Ferias de Turismo: Murcianos en FITUR

Es cojonudo ver a los alegres muchachos que representan a las instituciones del turismo en Murcia pasearse por FITUR, encantados de conocerse y dándose jabón mutuamente. Derrochan impostado optimismo y desgranan su regular goteo de creativas estadísticas en las que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Hace poco se publicaron las cifras oficiales del turismo en España en las que todo parecía mejorar en las comunidades más turísticas salvo los borrones de Madrid y Murcia. Los mismos diarios regionales que publicaron estas malas cifras para la Región, con grandes titulares, no tienen empacho en publicar exactamente lo contrario dos semanas después en boca de ufanos concejales y políticos de la consejería. Así, sin más. Probablemente entiendan que nadie se va a dar cuenta y si lo hacen dos o tres, ¡qué más da! Aquí hacemos todos las maletas y nos regalamos unas cuantas fiestecillas a gastos pagados en la capital, prensa incluida, que el erario público responde. Encima damos publicidad a un inexistente proyecto, el de la Paramount, a ver si vendemos sobre plano algún duplex a un ruso despitado; o un supuesto resort para practicar polo que hará visitar la región a lo más granado de la alta sociedad del mundo mundial, y el próximo año ya veremos qué inventamos. Para qué vamos a insistir en lo que ya hay, mejor presentar juquetes ficticios nuevos, que seguro que algo cae para cada uno: prensa amiga, políticos, allegados y arrimados varios. La de monísimas fantasmadas que llevamos oyendo este año, anunciadas a bombo y platillo, por radios, periódicos y televisiones regionales. Resulta que este año estaba prevista la llegada de cientos de miles de pasajeros a Corvera, que íbamos a ser la capital del turismo gay friendly, que íbamos a crear un Guggenhaim del vino en Jumilla, un museo de la experiencia enológica, ¡Ahí es ná!, su consejerísima esfinge dixit; que miles y miles de nórdicos llegarían a remojarse en el Balneario de  Archena, que se preveía la llegada de 20000 checos, y ahora de 40000 austriacos y no sé cuántas lindezas más: rusos, kuwaitíes, kazajos, mongoles, la teta disecada de Agustina de Aragón y hasta un dentista de León. Al final no llegaron ni la décima parte de checos, pero qué más da, no vayamos a permitir que la cutre realidad nos arruine unos bonitos titulares. Quizás en otras latitudes quien publica estas y aquellas estupendeces, se sentiría moralmente obligado a constatar al cabo de un tiempo si esto fue así, y en caso contrario a publicar con el mismo boato el fracaso de esos pronósticos y así, la ciudadanía podría pedir cuentas por el despilfarro en fiestas, ferias internacionales y demás fastos asociados a tales proyectos de propaganda. Pero en fin, eso de la prensa independiente debe ser cosa de bárbaros del norte. A los murcianos lo que nos va es la amable campechanía que tan bien sabe representar toda esa corte de ineptos. Preguntes a quien preguntes: restaurantes, hoteles, agencias, personal de las oficinas de turismo (off the record), guías de turismo, etc, todo el mundo sabe que esto va a peor, pero claro el dueño de la casa rural que está a punto de cerrar, o del restaurante que sobrevive como puede en la capital murciana, no tienen humor para irse a FITUR, y los medios difícilmente le van a dar la palabra, a no ser claro que se preste al juego, en la esperanza de pillar cacho. Es genial la apostura que muestran para declamar sin empacho las más descaradas mentiras, o estadísticas que para el caso es lo mismo. La fantástica muchachada del turismo murciano en Madrid me recuerda a esa alegre acracia de derechas, que decía Umbral, para calificar los estertores de la movida. La nota melacónlica la aporta, ¿cómo no? el doliente donzel de la triste figura, cuyo aire cool y estreñido parece siempre dispuesto a aliviar sus ínfulas líricas en el urinario de Duchamp. Al menos nos queda la red para desahogarnos y parafrasear el título de aquella sugerente película de 1989, dirigida por Steven Soderbergh, que de paso recomiendo a los más jovenes.

Las fotos son de los  destruidos Molino de Oliver en Aljucer y la Casa-torre del Conde de Heredia Espínola o Casa Grande de Alquerías. Estos no viajan a Fitur pero nos cuentan otro relato de la política cultural y turística de Murcia.

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