Garbeísmo, Senderismo, Paseos Literarios y Visitas Culturales.... en Murcia, Baja Coponia y antigua Cora de Tudmir
domingo, 30 de noviembre de 2014
Del sorprendente caso de la Pedorreta de Perín y su fallida propuesta como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad
viernes, 11 de julio de 2014
El Consejo de Hombres no tan Buenos: un Patrimonio nada Inmaterial y altamente Lucrativo de cuatro listillos de la Huerta Murciana
El Consejo de Hombres no tan Buenos: un Patrimonio nada Inmaterial y altamente Lucrativo de cuatro listillos de la Huerta Murciana
El jueves 10 de junio disfrutamos, los asistentes a un acto organizado en la Azotea por Podemos Murcia Abierta, de una ilustrativa presentación por parte de HUERMUR, esa bendita asociación para la defensa del patrimonio de Murcia, acerca de la rápida degeneración de uno de los espacios agrícolas tradicionales más singulares del mundo: la Huerta de Murcia. Se habló de varias cosas pero me quedo con una de esas surrealistas paradojas, tan murcianas ellas: que parte de los responsables de tanto desmán se sienten en un Consejo llamado de Hombres Buenos, considerado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco, ¡ ahí es ná!
Esta mañana, con la fesca y desafiando los rigores del obsceno solazo murciano de julio, he salido a preparar una ruta bicicletera por algunos de los desastres de nuestra huerta: los restos del destruido Molino de Oliver en Aljucer, las continuas escombreras a lo largo de la entubada acequia mayor Alquibla. He alcanzado la mota del río por Rincón de Seca y he cruzado el puente para llegar al de Beniscornia y así hasta la Noria de la Ñora con sus desvencijados cangilones. He vuelto a la ciudad siguiendo el curso de la no menos entubada Aljufia hasta el Molino del Amor: triste él, abandonado y acosado por obras y asfalto, y así de vuelta a Murcia por el muro del Malecón. Abatido, no sé si más por el calor o por la prueba de tanto desmán, me venía a la memoria aquel soneto de Quevedo. Y pensando en esas ”ruinas de la huerta mía”, no dejaba de irritarme el indecente desafuero que supone que presentemos al mundo el tal Consejo como buque insignia de nuestras entrañables tradiciones, cuando parte de los responsables de tanto destrozo y tanta incuria son hoy sus propios jueces, quienes más merecerían llamarse Hombres Malos. Y suena a chifla lo de ser considerados por la UNESCO, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Sí, el Consejo y la Junta de Hacendados de la Huerta de Murcia, no es más que otra variante de lo que ya es un tema demasiado común en estas tierras: la zorra al cuidado de las gallinas.
Ellos son quienes han propiciado el entubamiento de la milenaria red hidráulica de la tradicional huerta murciana, un irreparable atentado contra el patrimonio natural y paisajístico.
Recientemente Sigifredo Hernández, presidente de la Junta de Hacendados, y a la sazón Presidente de este Consejo del Hombres no tan Buenos fue condenado a pagar una multa de 3.900 euros por tirar el mencionado Molino de Oliver, declarado BIC, al acometer obras de entubamiento en el entorno de la Alquibla. Que se sepa no ha sido cesado como juez del despitado Consejo.
Ellos son quienes han propiciado junto a responsables municipales y regionales del PP, el desastre urbanístico en que se ha convertido en pocos años la Huerta de Murcia.
Y ellos son quienes, una vez agotado el negocio urbanístico, pretenden ahora lucrarse con la venta de nuestra agua a otras Juntas de Regantes, previa autorización de la Confederación Hidrográfica del Segura ahora gobernada por sus allegados políticos. Millones de euros que controla este Consejo de no tan buenos abueletes en representación de unos 20400 regantes que ya hace tiempo dejaron de regar sus fértiles huertas para vivir de las migajas que les dejó el tsunami urbanístico. Al fin y al cabo para llenar la piscina de un impostado chalé de altos muros y neocatetas balaustradas tienen agua de sobra.
sábado, 24 de mayo de 2014
PODEMOS para descreídos y renegones
PODEMOS para descreídos y renegones
Manda huevos que a estas alturas a un tipo gruñón, descreído y receloso de todo tipo de salvapatrias carismáticos e impostados Tribunos de la Plebe, le remueva las entretelas ese tipejo menudo y locuaz, de aires perrofláuticos, coleta al viento y pendiente antiglobalización que atiende al alias de Pablo Iglesias, ahí es ná. Hay que joderse cómo está el patio que por momentos me escuecen hasta los colindrones al oirlo decir con convicción y sin complejos lo que tantos pensamos. No, no soy nada idealista en mis juicios acerca de la humanidad, ni me idéntifico con cierta visión guay enrolladita, aderezada de danzas del mundo y velitas en la noche de san Juan, tan extendida entre cierta muchachada de izquierda post-moderna. Antes soy un pertinaz apóstol del rasking hueving hispanicus y la copla, que de meditaciones orientalizantes, rollo zen y demás cuentos chinos. Mi patria es mi gente, la lengua de Cervantes, la de Saramago y la de Lluis Llach. Me considero un tipo porfiadamente escéptico, renegón y metódicamente desconfiado, si bien no especialmente huraño, moderadamente afable y por momentos bien intencionado. Todo ello no me impide sentir una moderada, tirando a alta, simpatía hacia quienes participan de una idealizada visión de los hombres, sus utopías sociales y ensaladillas multiculturales. Si con un porrete, cierto aire hippy-cool y unos toques de música étnica, alguien consigue reconciliarse con este valle de lágrimas global, no seré yo quien le enmiende la plana.
Ese contumaz escepticismo hacia proyectos colectivos redentores, democracias directas y autogestión, a mi pesar reforzado cada vez que asisto a la reunión anual de mi comunidad de vecinos o a un claustro de profesores, queda sobradamente superado ante la repugnancia moral que me producen las oligarquías de poder a lo largo y ancho de la historia y sus geografías. Es esa repugnancia por los abusadores y la empatía hacia los que los sufren la que me impide caer en un cinismo cómplice. Sin embargo, ese visceral rechazo al compromiso social activo casa mal con la solidaridad que siento hacia las múltiples victimas de este disparate de modelo social y económico. Y la enorme admiración que me producen tantos héroes anónimos que se implican en proyectos a fin de paliar tal sufrimiento. Y entiendo que son estos fugaces destellos de dignidad aquí y allí lo único que a ratos nos redime de la por lo general miserable condición humana.
Tras años de reflexión y alguna lectura acerca de qué es eso del compromiso social y ético, porqués y paraqués, imperativos kantianos, Sartre, Bakunin, Lenin y demás parafernalia redentora, al final me quedo con el Capitán Trueno y esas películas tan maniqueas que veíamos los niños de los 60 y 70, como referente de mi estructura moral. Las personas decentes necesariamente van con los buenos y ¡es tan hermoso cuando se joden los malos!
Y todo esto a cuenta de qué, si la idea inicial no era hablar de mi libro, que diría Umbral. Como en mi caso, intuyo que somos legión las personas que sin grandes alharacas colectivistas nos hallamos indignados, cabreados o asqueados, elijan el adjetivo, con este espectáculo indecente de ineptos y corruptos al mando del timón. Ineptocracia al servicio de una malvadocracia global. Y no nos vamos a colocar un pasamontañas, echarnos al monte o arrojarnos a quemar contenedores. Lo que todos queremos es que cada mes nos paguen la pensión, cobrar regularmente la nómina y unas irrenunciables garantías educativas y sanitarias. La política es para mí y para muchos como la salud, que sólo merece nuestra atención cuando sobreviene la enfermedad. Es entonces cuando nos aprestamos a entender qué hostias es la hemoglobina glucoxilada o para qué coño sirve la próstata. ¿Habremos pues de aprender a debatir acerca de la cuarta internacional? Por mí, dejaba que Marat se pudriera en la bañera y me cagaba en sus sans coulottes. Pero no es uno mismo, son los cientos de miles de desamparados, pensionistas, jóvenes sin futuro, etc., y como se ha dicho en repetidas ocasiones, la política, si no la haces tú, te la hace esa panda de desalmados. Y es esa consciencia, ese nauseabundo gusano de nada que decía J.P. Sartre, forjada a mandobles en la lejana Tule o a disparos de Winchester en la árida Arizona, que empieza a revolverse y escocer, y la comezón se hace insoportable.
Y es en esto que me llegan los videos de unos jóvenes descarados, comprometidos, sin complejos y sobradamente preparados que nos dicen lo que siempre he pensado, que las gentes decentes somos más y que esa pequeña oligarquía de villanos no puede pararnos si todos nos constituimos en una suerte de mancomunado sujeto social y político.
Esa mayoría social decente no quiere una violenta convulsión social. Quiere tan sólo llevar una vida modesta y digna, pero se nos hace insoportable ser testigo del deshaucio de una vecina dependiente, mientras una clase política indecente entrega nuestro futuro en forma de millones de euros a los mismos sinvergüenzas que se enriquecieron con la burbuja inmobiliaria.
Hablo, sí, de Pablo Iglesias y de ese proyecto de gran movilización social al margen de partidos que han dado en llamar PODEMOS. Siempre, repito, desconfié de líderes con carisma y oportunistas Tribunos de la Plebe pero hay algo en estos jovenes activistas que desafía todas mis prevenciones. Nuestra estructura como animal social, tras un dilatado proceso de hominización, parece precisar de estos referentes visibles. Me impresiona su agilidad mental, su incisiva locuacidad y su sólida formación intelectual, la convicción y honestidad que rezuma. Al fin y al cabo un joven tan preparado, con tantas matrículas de honor en su expediente, profesor universitario, doctor con múltiples publicaciones a tan corta edad, podría haber apostado cómodamente por ingresar en la élite de mandarines. La oligarquía dominante siempre ha sabido premiar e integrar, al menos como menestrales, a los más capaces. Tanto él como el resto de jovenes que animan este proyecto han escogido el sacrificado camino del activismo social en pos de un gran cambio, de un nuevo contrato social que precisa de esa gran mayoría social de gentes decentes. De todos depende que ese proyecto no descarrile, sobre todo de que se sumen cientos de miles de personas sensatas y honestas de todos los colores, condiciones y menesteres. Las futuras revoluciones deben huir de exabruptos violentos que sólo conducen a más represión y a su descrédito ante el despliegue mediático que pone en marcha el poder. No hay ningún Palacio de Invierno que tomar, la naturaleza del poder es tan protéica que sólo la fuerza que puedan desplegar millones de personas decentes participando, debatiendo y emprendiendo acciones cívicas tiene alguna posibilidad. Con propuestas bien explicadas acerca de cosas tan variadas como consumo responsable y justicia, incluso sobre nuestro modelo de ocio y de vida, sobre infinidad de pequeñas y grandes cosas, y claro también sobre acción política y solidaridad, podemos hacer que el montaje que ha dispuesto la oligarquía imperante se desplome como un castillo de naipes.
Así vimos caer la Unión Soviética, su osteoporótico esqueleto sencillamente implotó. Y así espero que caiga esta sinrazón para la que no me sirven los adjetivos al uso.
Es por todo ello que este descreído aguafiestas va implicarse hasta las trancas en este proyecto ciudadano que llamamos PODEMOS. E invito a cuantos renegones de pelajes varios se sientan en parte identificados con esta actitud a participar de este proyecto. En la medida en que se implique gente distinta: profesionales, pensionistas, comerciantes, integrantes en definitiva de esa mayoría silenciosa a la que tanto dora la píldora como desprecia la Casta Política reinante, podemos hacer que PODEMOS sea un instrumento útil para el cambio. Si al final es una pequeña asamblea de conocidos activistas, curtidos en mil batallas pero sin capacidad para llegar al grueso de la sociedad, habremos perdido otra oportunidad. Pero me da que esto va a ser distinto, descreídamente lo creo y lo necesito creer.
domingo, 2 de febrero de 2014
El MuRock, un duro y rocoso garbeo por el museo más rockero de Murcia
Amigos senderistas, rumbosos garbeístas, andarines de pelajes varios y demás fauna caminante de nuestra querida Coponia Murciana, desde estas páginas os invito a pasear y conocer un fabuloso museo al aire libre que, como tantas cosas valiosas de nuestro patrimonio, permanece ignorado en el más exquisito de los olvidos.
Se trata del MUROCK, un Museo de Rocas de la Región de Murcia al Aire Libre. Una iniciativa de la Universidad perpetrada por expertos profesores del Departamento de Química Agrícola, Geología y Edafología que ningún senderista curiosón, marchoso garbeísta o rebelde del paso y el conocimiento debería perderse.
Casi nadie lo recomienda en las webs y publicaciones de las múltiples instituciones relacionadas con patrimonio, cultura o turismo. No esperéis verlo mencionado en Fitur ni en boca de su consejerísima esfinge. Será porque no cuesta un chavo, porque está al aire libre, porque no genera plusvalías o porque está hecho para ser disfrutado en silencio y sin grandes alharacas. Tal vez la promoción cultural de un elemento patrimonial esté en Murcia en relación inversamente proporcional a su valor. Lo cierto es que no aparece vinculado a interés alguno distinto del conocimiento y su mantenimiento no precisa de grandes dispendios, ni de director, curator, asesores varios o comisarios de exposiciones.
Aquí podréis entender la complejidad de nuestra historia geológica: los plegamientos, fallas y colisiones de placas que conformaron ese territorio que disfrutamos en nuestras dominicales gestas senderistas. Podréis poner nombre a esas curiosas formaciones rocosas que domingo a domingo nos tropezamos por Callblanque, la Sierra de la Pila, la Almenara o la tan pateada Sierra Espuña. A partir de ahora dejarán de ser "Vulgaris Ñuscus" para convertirse en sofisticadas margocalizas o elegantes calcoesquistos.
Está ubicado en el actual Jardín del Voluntariado del Campus de Espinardo. Tiene cierto aire zen, de jardín oriental. Pero es ante todo un museo con ínfulas rockeras, hard rock a lo Deep Purple, a lo Credence, o al Lou Reed del lado más duro y salvaje.
Con paso firme y reposado podemos recorrer la enrevesada y apasionante historia geológica de nuestra Región. Se han colocado por orden cronológico, desde el Paleozoico hasta el Cuaternario, con lo que podemos dar un ordenado garbeo por el tiempo y comprender las vicisitudes geológicas que ha sufrido Murcia. Nos acompañan enormes bloques de calizas, margocalizas, dolomías, areniscas, brechas y yeso a babor; a estribor las rocas sedimentarias: mármol del Cabezo Gordo, esquistos y calcoesquistos de Callblanque: por popa asoman las metamórficas: andesitas, basaltos, lamproitas y ofitas, y a proa se divisan amenazadoras fieras rocas volcánicas y subvolcánicas.
Cada ejemplar va acompañado de un panel explicativo donde se indica el nombre de la roca, ubicación, origen, utilidad, empresa que la donó (en su caso) e historia de Murcia en el momento de su formación. Igualmente, hay un panel introductorio con la geología general de la Cordillera Bética y de la Región de Murcia, en particular. Además, el entorno vegetal que acompaña a estos pedruscos de bella estampa luce en su intencionada aridez. Acebuches, evocadores olivos, olorosos romeros y tomillos junto a resecos y sufridos espinos forman el marco estepario idóneo para que destaquen estos soberbios ñuscos.
Así que ánimo y " take a walk on the wild side", o mejor, "on the hard side", en cristiano que os invitamos a dar un paseo por el lado más duro y salvaje de la geología murciana, y sus fascinantes rocas.
sábado, 25 de enero de 2014
Estadísticas, Mentiras y Ferias de Turismo: Murcianos en FITUR
Es cojonudo ver a los alegres muchachos que representan a las instituciones del turismo en Murcia pasearse por FITUR, encantados de conocerse y dándose jabón mutuamente. Derrochan impostado optimismo y desgranan su regular goteo de creativas estadísticas en las que cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Hace poco se publicaron las cifras oficiales del turismo en España en las que todo parecía mejorar en las comunidades más turísticas salvo los borrones de Madrid y Murcia. Los mismos diarios regionales que publicaron estas malas cifras para la Región, con grandes titulares, no tienen empacho en publicar exactamente lo contrario dos semanas después en boca de ufanos concejales y políticos de la consejería. Así, sin más. Probablemente entiendan que nadie se va a dar cuenta y si lo hacen dos o tres, ¡qué más da! Aquí hacemos todos las maletas y nos regalamos unas cuantas fiestecillas a gastos pagados en la capital, prensa incluida, que el erario público responde. Encima damos publicidad a un inexistente proyecto, el de la Paramount, a ver si vendemos sobre plano algún duplex a un ruso despitado; o un supuesto resort para practicar polo que hará visitar la región a lo más granado de la alta sociedad del mundo mundial, y el próximo año ya veremos qué inventamos. Para qué vamos a insistir en lo que ya hay, mejor presentar juquetes ficticios nuevos, que seguro que algo cae para cada uno: prensa amiga, políticos, allegados y arrimados varios. La de monísimas fantasmadas que llevamos oyendo este año, anunciadas a bombo y platillo, por radios, periódicos y televisiones regionales. Resulta que este año estaba prevista la llegada de cientos de miles de pasajeros a Corvera, que íbamos a ser la capital del turismo gay friendly, que íbamos a crear un Guggenhaim del vino en Jumilla, un museo de la experiencia enológica, ¡Ahí es ná!, su consejerísima esfinge dixit; que miles y miles de nórdicos llegarían a remojarse en el Balneario de Archena, que se preveía la llegada de 20000 checos, y ahora de 40000 austriacos y no sé cuántas lindezas más: rusos, kuwaitíes, kazajos, mongoles, la teta disecada de Agustina de Aragón y hasta un dentista de León. Al final no llegaron ni la décima parte de checos, pero qué más da, no vayamos a permitir que la cutre realidad nos arruine unos bonitos titulares. Quizás en otras latitudes quien publica estas y aquellas estupendeces, se sentiría moralmente obligado a constatar al cabo de un tiempo si esto fue así, y en caso contrario a publicar con el mismo boato el fracaso de esos pronósticos y así, la ciudadanía podría pedir cuentas por el despilfarro en fiestas, ferias internacionales y demás fastos asociados a tales proyectos de propaganda. Pero en fin, eso de la prensa independiente debe ser cosa de bárbaros del norte. A los murcianos lo que nos va es la amable campechanía que tan bien sabe representar toda esa corte de ineptos. Preguntes a quien preguntes: restaurantes, hoteles, agencias, personal de las oficinas de turismo (off the record), guías de turismo, etc, todo el mundo sabe que esto va a peor, pero claro el dueño de la casa rural que está a punto de cerrar, o del restaurante que sobrevive como puede en la capital murciana, no tienen humor para irse a FITUR, y los medios difícilmente le van a dar la palabra, a no ser claro que se preste al juego, en la esperanza de pillar cacho. Es genial la apostura que muestran para declamar sin empacho las más descaradas mentiras, o estadísticas que para el caso es lo mismo. La fantástica muchachada del turismo murciano en Madrid me recuerda a esa alegre acracia de derechas, que decía Umbral, para calificar los estertores de la movida. La nota melacónlica la aporta, ¿cómo no? el doliente donzel de la triste figura, cuyo aire cool y estreñido parece siempre dispuesto a aliviar sus ínfulas líricas en el urinario de Duchamp. Al menos nos queda la red para desahogarnos y parafrasear el título de aquella sugerente película de 1989, dirigida por Steven Soderbergh, que de paso recomiendo a los más jovenes.
Las fotos son de los destruidos Molino de Oliver en Aljucer y la Casa-torre del Conde de Heredia Espínola o Casa Grande de Alquerías. Estos no viajan a Fitur pero nos cuentan otro relato de la política cultural y turística de Murcia.
domingo, 19 de enero de 2014
Épicos momentos de heroico senderismo por el Baix Vinalopó
Montañas de sal a poniente, brisas de intenso azul Mediterráneo a Levante, radiante sol del mediodía en sus rostros, viento en popa a toda vela; las esforzadas huestes senderistas murcianas dejaron las playas de Santa Pola para dirigirse hacia la desembocadura de su amado río Thader en Guardamar. Para ello, como dignos herederos del legendario Estratega Cartaginés Almílcar Barca, cruzaron las bravías aguas del Vinalopó. Por más que hoyaron su suave y frío lecho, no lograron encontrar sus restos, enterrados, según se cuenta, en este proceloso río. El padre del gran Aníbal pereció al intentar cruzar su mítico cauce, herido y exhausto por el hostigamiento de las hordas oretanas. Arremangados de rodilla y bajo muslo, poco prietas las filas y menos firme el ademán, desafiaron de nuevo el frío, la naturaleza hostil y la historia para rendir homenaje a su legendario caudillo, quien hace la friolera de 2300 años ya practicaba, cortejado por entrompados elefantes y fieros guerreros nubios, precursoras gestas senderistas en tierras ilicitanas . Al tiempo que dejaban sus huellas sobre la más que pesada y cansina arena de la playa del Pinet, hacían patente su desafío para antiguos oretanos y actuales pobladores de Ílice. Que por cierto ya no son los aguerridos pueblos íberos de antaño, ni rubios mastienos o morenos almohades; las modernas invasiones bárbaras tienen la peculiar forma de amables parejas de entrañables jubilados de suaves maneras, ojos glaucos y azulados y voz queda que balbucean oscuras lenguas de más allá del salvaje Rhin. El señorío de Elche con sus oasis de palmeras siempre fue patrimonio del Adelantado del Reino de Murcia, por más que el astuto rey de Aragón, Jaime II, usurpara al joven Don Juan Manuel estas tierras tan murcianas, para incorporarlas a la Corona de Aragón. Y así lo quieren hacer constar estos fanáticos del paso cada vez que cruzan los mojones actuales del Reino de Murcia.
Llegados a las dunas de Guardamar, los senderistas merodearon por los pinos, subiendo y bajando por estas bellas montañas de arena, hasta alcanzar la gran duna, donde otearon la playa y el ancho mar. Llegados a la desembocadura del Segura, donde su amado Thader se funde en el Mare Nostrum, folgaron y degustaron toda suerte de pitanzas, caldos y manjares, para finalmente volver a la Marina por la playa. En fin, otra heroica epopeya garbeísta que a buen seguro pasará a los anales de la rebelión senderista.