jueves, 15 de noviembre de 2012

El turismo, ese gran invento...para algunos en Murcia-no typical

Que el turismo era y es un gran invento ya nos lo mostraban el director Pedro Lazaga y el productor Pedro Masó en aquella popular comedia española rodada en 1968, con el inefable Paco Martínez Soria, además del inolvidable José Luis López Vázquez y Antonio Ozores, entre otros. La película se rodó en las playas de Marbella (Málaga), y las escenas del pueblo se rodaron en Valdemoro. El alcalde de Valdemorillo del Moncayo, un pequeño pueblo de Aragón (Paco Martínez Soria), pretende convertir el lugar en un gran emporio turístico para conseguir que la aldea se desarrolle y evitar la emigración de los jóvenes. Para ello decide marchar a la Costa del Sol con su secretario municipal Basilio (José Luis López Vázquez) y ver lo que allí se cuece en nombre del turismo. Pero las cosas no salen como esperan, pues gastan más dinero de la cuenta disfrutando de la oferta de ocio y fiestas, y acaban por olvidar la razón inicial de viaje.
Al volver a ver la españolísima comedia me resulta inevitable reflexionar sobre lo ocurrido en Murcia en los últimos años. Imaginemos que hablamos de la Manga o Mazarrón o de Archena o Totana. Sin embargo lo que en Valdemorillo es comedia aquí está tomando tintes no de tragedia, que para eso, como mandan los cánones de la poética aristotélica clásica, precisaríamos de personajes de noble condición y de elevados sentimientos, enfrentados al destino aciago; sino de tragicomedia, o mejor de sainete dieciochesco. Sus protagonistas me recuerdan más al Roñas y al Pizpierno del Buñuelo de don Ramón de la Cruz que a Aquiles o al noble Héctor de Troya

Como en aquella españolada ambientada en los años 60, la época del desarrollismo económico de la dictadura franquista, basado en la urbanización de la costa y el desarrollo del turismo, nosotros hemos vivido nuestra peculiar murcianada inmersos en la especulación urbanística, los campos de golf, los macropuertos deportivos, y últimamente Aeropuertos y Parques Temáticos.
Durante la época en que se rodó la película, el Ministro de Información y Turismo era Manuel Fraga Iribarne. Nuestros políticos aspiran a ser, dicen, dignos hererederos del sin par Don Manuel. Pero al menos don Manuel contribuyó a su manera al desarrollo económico del pais, éstos nos llevarán a la ruina. Ni siquiera serían dignos de los manirrotos regidores de Valdemorillo, adornados de inocente simpatía. Y si hablamos de dinero, las comparaciones son odiosas. Los entrañables alcalde y secretario del pueblo se gastan las perrillas y se olvidan de la finalidad del viaje. Aquí cientos de alcaldes, asesores, políticos, presidentes de no se qué cosas y arrimados de todo tipo se han gastado lo que no está escrito, han prevaricado, cobrado ingentes comisiones y ayudado a los tiburones a merendarse el erario público. Y no olvidan la finalidad del viaje porque sencillamente nunca ha existido, nunca ha habido una estrategia turística coherente, destinada a crear riqueza, sino un descabezado ir y venir de responsables, ingentes gastos, viajes y fastos, y licencias para desarrollos urbanísticos de cualquier tipo, salvo alojamientos hoteleros. Lo que nos dejan es una herencia envenenada. Y no hablo sólo de despilfarro, corruptelas varias y deuda, sino de los cimientos sobre los que hemos de construir para seguir adelante: un territorio coherentemente ordenado y regulado, patrimonio natural y cultural, y una amplia oferta hotelera. ¿Sabían que en toda la Región hay la mitad de plazas de alojamiento turístico (20.000) que en Roquetas de Mar (40.000)? Y además, en Almería tienen Mojacar, Carboneras, Vera, El Ejido, Berja, Cabo de Gata, etc. Ello por no hablar de Alicante. Nosotros, eso sí, tenemos miles y miles de casas, pisos, apartamentos que ya nadie compra, y que si se venden, en poco o nada contribuirán a hacer crecer el empleo y la riqueza regional. Eso sí, casi acabaron con los espacios naturales, lo que quedaba de costa virgen, e incluso consiguieron afear los hermosos pueblos del Valle de Ricote y otros puntos del interior.
Sin alojamientos son inútiles las infraestructuras, no es posible hacer de Cartagena un puerto de partida para cruceros, ni sirve de nada otro aeropuerto, ni costosas campañas de promoción en ferias internacionales. Todo en la estrategia seguida se torna disparatado y absurdo. Un levantar la casa por el tejado. Un ejemplo a menor escala fue la pasada campaña de promoción estival de la capital entre las colonias de residentes europeos de Alicante. Sólo lograron que si algún turista incauto se dejaba caer durante el pasado verano era para encontrarse una ciudad con comercios y museos cerrados bajo un sol de justicia. Aquí no quedaba ni el Tato, y hasta el casino restaurado con millones de euros públicos tuvo la desfachatez de cerrar en agosto. ¿Acaso era ese el esotérico sentido del Murcia no-typical? Ni el más avezado estudioso de la Cábala y sus crípticos códigos entenderá nunca la estrategia turística de esta Región en las últimas decadas. Para colmo, parte de los escasos espacios reservados para equipamiento hotelero, acabaron vendidos como apartamentos turísticos y comprados por residentes europeos que no sabían que en lugar de una residencia compraban un trozo de supuesto complejo hotelero.
Cuando se dan cuenta, difunden entre sus compatriotas, las lindezas que se pueden imaginar, y que aparecen a diario en la prensa británica, holandesa, belga o alemana. ¿Y a quién pediremos cuentas de este disparate?
Si aun así algún valiente inversor está dispuesto a invertir en un alojamiento modesto tipo bed & brekfast, descuide que le saldrán con miles de absurdas regulaciones y limitaciones que acabarán por disuadirle.
Los mayores responsables del desaguisado han cerrado el chiringuito, se lo han llevado crudo y disfrutan ahora de sus bien merecidas vacaciones en el mar. Los que quedan para gestionar este disparate son políticos y gestores irrelevantes en el mejor de los casos, y en el peor, algún que otro iluminado que porfía en ordeñar la exhausta vaca lechera del turismo y la construcción, con propuestas faraónicas de aeropuertos y parques cinematográficos imaginarios, que sorprendentemente aún consiguen engañar a algunos.
En esta surrealista huida hacia delante acabarán por dejar una deuda abismal, en un paisaje yermo y trufado de despoblados complejos urbanísticos, autopistas vacías y ruinosas, albañiles y aparejadores en paro, funcionarios recortados, comerciantes empobrecidos y jovenes sin futuro; además de decenas de miles de emigrantes en situación precaria y miles de familias deshauciadas. Un apocalipsis de sainete, cutre, casposo y polvoriento bajo la oscenidad del sol murciano en agosto. Lejos de cualquier trágica grandeza. La nueva ópera bufa se compone a ritmo de parricas, que aquí hace calor para walkirias y nibelungos.

4 comentarios:

  1. El gran problema es que, los que deberían, no le tienen cariño ni a esta región, ni a su patrimonio, natural o cultural, ni a su paisaje, ni a su gente, ni a sus costumbres, ni a su gastronomía, ni a nada de nada. Les da exactamente igual lo que pase con esta tierra. El paso por la política está pensado, según ellos, para enriquecerse mientras se está allí, y luego ya me cuentas.
    Y los que queremos que nuestra tierra sea conocida en buenos términos, contada, guiada y compartida, nos tenemos que buscar la vida para poder tener algo de trabajo.
    Sainete, pero de los Álvarez Quintero.
    Enhorabuena por la entrada Luis. Un abrazo.

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  2. Gracias M Ángeles, y en especial por tu blog, que menudo leo. La última que oí este verano de su consejerísima esfinge y doliente doncel es que pretendían construir en Humilla una suerte de Guggenheim del vino (esas fueron sus palabras). Sabéis de eso los arquitectos ? No he vuelto a saber nada de tan iluminados proyectos. Un saludo

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  3. Sesuda y bien arropada disertación en el español de Cervantes...pones de manifiesto lo que el colectivo de guías y cualquier profesional con la cabeza medianamente amueblada en asuntos turísticos piensa al respecto...
    Lo malo es que en las altas jefaturas y despachos no hay técnicos en turismo ( y si los hay los amordazan), sino "otras profesiones liberales" que van y vienen según el padrino de turno .Nos queda el derecho al pataleo... y seguir pagando nuestros impuestos...
    Un saludo
    Paco Gracia
    Guía Oficial de la Región de Murcia nº 071

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